Un día cualquiera
Khan era nuevo para la familia y los Svillcics pasaron los primeros días tratando de entrenar al Doberman. Todo iba bien hasta el cuarto día cuando el perro reaccionó de forma extraña. Khan estaba jugando con Charlotte en el jardín de Svillcic, justo como lo habían hecho anteriormente. Los dos estaban bajo la atenta mirada de sus padres, y es que pese a que jugaban tranquilamente, todavía no estaban convencidos de que fuera seguro.