LA REPOSTERÍA
Hacemos un bizcocho y nos sale uno para dar de comer a un regimiento. Optamos por congelarlo para no tener que pegarnos un atracón de golpe. ¡Es una buena idea? En realidad, no tanto. La repostería es algo a que deberíamos mantener alejado del congelador.
El problemas con las tartas y pasteles no es tanto congelarlos como descongelarlos. Suelen ser alimentos frágiles, que se rompen o agrietan fácilmente. Por eso, al descongelarlos es muy probable que se estropeen porque su consistencia será mucho menor.
Y además, pierden gran parte de su sabor y olor. La excepción son las galletas, que sí se pueden congelar con tranquilidad.
